Cuando le permites morar al Espíritu Santo en tu interior, o sea dejas que entre a tu corazón (Apoc. 3:20) se realiza el nuevo nacimiento en el Espíritu y se entabla una nueva relación divino-humana. Esa relación trae consigo la presencia de Cristo la mente y en el corazón. Esta realidad no la podría cumplir una simple energía, sino una persona que tiene influencia, que persuade, que acompaña, que invita, que otorga sabiduría, ayuda a elegir el bien, hace reconocer el mal, motiva la búsqueda de la verdad, que hace recordar las promesas de la Biblia, y muchos beneficios más que sirven de gran ayuda para cada Cristiano que ejerce fe sincera en un amigo Divino.
Además el apóstol Pablo, “en plena armonía con la estructura relacional de la morada interior del Espíritu, explica que: “todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu” (2 Cor. 3:17-18).
Agrega más adelante que se puede acceder a esta experiencia, de contemplar la gloria del Señor por medio de la Predicación y la enseñanza del Evangelio. “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Cor. 4:4-5) Y esta experiencia debiera ser un proceso permanente y renovado cada día (1 Cor. 9:27) en una entrega nueva y más profunda, madura a las impresiones o influencia sagrada del Espíritu.
Hoy es el día más importante de tu vida! Hoy tienes muchas oportunidades que no puedes dejar pasar, y esta es una gran decisión.
¿Deseas empezar de nuevo tu experiencia espiritual? ¿Deseas que su Espíritu te transforme? Aprovecha este momento y pidamos juntos ese milagro en tu vida. Pues sólo quienes reflejen el carácter de Cristo podrán morar con él por la eternidad. No te pierdas la oportunidad de ser feliz y disfrutar de la vida siendo cada día transformado por su Espíritu.
Estaré orando por ti, por favor cuéntame cómo te fue y si pudiste ayudar a alguien más. Muchas gracias y bendiciones.
Pr. Edwin Villca
(Basado en Tratado de Teología, p. 155-156)